-

miércoles

Creímos que lo nuestro era eterno. Se consumió en eternas peleas, y entre peleas se consumió. Nos desviamos del camino de la perfección. Este autoboicot de odiarte tanto aún amándote, todavía pesa en mis párpados. Mejor ni despertar. Ya no quiero pensarte. 
Ya no quiero saberte, más lejos que nunca antes.
Me mirás de nuevo, como nunca antes; me gritás de nuevo. No recuerdes. No recuerdes, que aún duele. Quiero llorar hasta haber consumido la sal de mis ojos, hasta haber absorbido el agua. Pero te quiero conmigo, para secar mi rostro. Te quiero conmigo, para arrullarme en mi pena. Aún te quiero conmigo, y así dormir tranquila. 
Te quiero conmigo…