
Él es tu escondite secreto, donde te ocultas del mundo, donde todo es tan fácil como tú quieres que sea. Él es lo que permanece siempre. Es tu coartada. Él es quien sopla cuando el aire empieza (simplemente empieza) a ser escaso. También es a quien recurres cuando todo está mal o cuando sientes que la cabeza te va a estallar. En un suspiro te das cuenta de que él es tu chaleco salvavidas.